“¿Qué ha pasado que no siento?
He perdido algo y no lo encuentro.
Ha pasado de ser un juego,
a una herida llena de veneno.
De los versos de un suicida,
a escribir para salir con vida.
Una risa desencajada,
se tornó mueca de llorar por nada.
[…]
¿Dónde estará, qué droga será?
para sonreír una vez más.
Quiero volver a ser el que un día fui,
vivir sonriendo y no sobrevivir.
Préstame tú, tu claridad
antes de que llegue la oscuridad.
[…]
Volverse loco es fácil.
[…]
Esta canción es la que hoy ha marcado mi vida. Así me siento. He perdido algo que me lleva a hacer ciertas locuras que no quiero hacer, y ni si quiera sé que es eso que tenía antes, eso que me hacía ver la vida de otra manera, de una manera mucho más alegre y llevadera.
Algo que antes consideraba un “juego”, algo sin importancia, sin peligro; ahora se ha convertido en algo que pone en juego mi vida. Algo que se podría considerar “un veneno”.
Quizá yo no escriba versos ni poemas, pero sí escribo para sobrevivir, para tener algo en lo que plasmar mis pensamientos cuando estoy sola.
Ofrezco al mundo mil y una sonrisas, pero la mayoría de ellas no son de corazón. Quizá porque no es mi mejor momento, o quizá porque ya no sé lo que es ser feliz. Llorar se ha convertido en mi día a día, y por tonterías por las que antes me reía.
Quisiera encontrar algo que me hiciera sonreír, algo que me ayudara a salir de donde quiera que esté. Y, sinceramente, me daría igual lo que fuera.
Quiero volver a ser la niña que le encantaba a todo el mundo por esa sonrisa permanente que duraba en mi cara día tras día, pasara lo que pasase. Quiero volver a salir de casa con ganas, quiero tener la fuerza que tenía antes para ayudar a la gente a salir adelante, quiero sonreír de verdad, quiero seguir viviendo sin tener la sensación de que lo único que hago es pasar los días por “obligación”, es decir, sobreviviendo; quiero volver a mi vida de antes.
Necesito que alguien me dé algo, aún no sé el qué, para no caer en una oscuridad eterna de la que ya no podré volver. Una oscuridad en la que no quiero entrar, pero cada día estoy más dentro de ella. Y aunque nadie lo crea, no quiero hacerlo. Estoy asustada, asustada de mí misma; y eso es algo que no me había pasado nunca.
Me siento como una loca que hace las cosas sin motivo. Una loca que no sabe lo que hace y tampoco sabe explicar por qué lo hace. Una loca que perdió el rumbo de su vida y ya no sabe cómo encontrarlo.
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