sábado, 22 de octubre de 2011

Hoy, has hecho que me sienta única. No sé por qué ni cómo. Solo sé que no recuerdo haberme reído tanto en mucho, pero que mucho tiempo. Consigues que podamos estar hablando durante horas sin parar. Haces que siempre tenga ganas de hablar contigo. Me haces sentirme a gusto, incluso conmigo misma. Que pasaras tanto tiempo mirando todos mis detalles… mis sonrisas, mis ojos… ha hecho que me sienta extraña; pero extraña en plan bien.
Lo cierto es que no encuentro la forma de terminar esa frase que te dije, y que dejé a la mitad: “Jo, me haces sentir”… Y sigo sin poder terminarla.
Me encanta quedarme hasta las cuatro de la mañana sólo para reírme contigo unas horas más. Y espero que para la próxima vez no te preocupes tanto de mis horas de sueño. No tienen mayor importancia.
Quisiera decirte que yo sí me quedé por ti. Me quedé para hablar contigo. Pasé sueño, sólo para hacerte compañía. Y créeme, no me arrepiento, ni me preocupa dormir un par de horas menos. Me gusta más la idea de compartir un par de horas más contigo, que dos horas más durmiendo.
Prometo buscar mil y una formas de explicarte lo que es todo esto para mí, pero no prometo encontrarlas. Por el momento, quiero darte las gracias por todo lo que estás haciendo por mí. Por escucharme, por entenderme, por darme consejos, por apoyarme y por ser tan sincero conmigo.
No vuelvas a irte nunca. Nunca.

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