Una vez más, me toca a mí.
Y es que, esto siempre es así. Van surgiendo cosas, situaciones, problemas, preocupaciones... y cuando te quieres dar cuenta, entras en un estado de desesperación y acumulación de problemas y preocupaciones del que ya no sabes cómo salir.
Por regla general, me mantengo sola. Siempre me han dicho que soy una chica fuerte, alguien que sabe contener las lágrimas, alguien que sabe cómo actuar en momentos en los que uno debe serenarse. Y hasta ahora, fue así. pero poco a poco mi mundo se me viene encima y he perdido el camino que hasta ahora había decidido seguir.
La solución que encontré fue apoyarme en mis amigos, en mi gente... Pero últimamente parece que no funciona. Quizá debería haber estado preparada para ello; debería haberme metido en la cabeza que la gente no se entrega tanto como lo hago yo, antes de buscar ayuda en ciertas personas.
Y todo eso hace que todo me pese más. Que todos los problemas y preocupaciones que ya estaban en mi cabeza dejen espacio para un nuevo problema más. Un problema que, probablemente, pese más de lo que debería; un problema en el que te das cuenta de que, aún estando rodeada de gente, estás más sola que un perro abandonado en un descampado.
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