martes, 26 de octubre de 2010

Resignación

“Capacidad de aceptación de las adversidades. Conformidad. Acatamiento.”
Así es como debo sentirme, y así es como me siento. Resignada, sin opción a querer que todo sea diferente. Sin más remedio que acatar lo que me toca vivir.
¿Lo cambiaría? Lo cierto es que no. No podría…
Debo resignarme a no poder hacer nada por el momento.
Todo el mundo desea cumplir los 18 años para sentirse mayor. Todo el mundo espera esa mayoría de edad porque piensa que será diferente. ¿Diferente en qué? Mi vida no ha cambiado absolutamente en nada. Sí, ahora soy legalmente mayor de edad. ¿Y de qué me sirve? Sigo sin opción a cambiar lo que más deseo. Sigo teniendo que resignarme a vivir aquí, a vivir lejos de la persona a la que amo, a vivir echando de menos a la persona que más deseas que esté a tu lado. Y no importa tu edad, lo único que importa son las opciones que tengas. Opciones que, cuando las tengas, desearás volver a tus 16 años.
Ahora mismo lo único que deseo es terminar mis estudios, ponerme a trabajar, y poder encontrar un piso para compartirlo con esa persona tan especial. Y no sé si seré de esas personas que cuando tienen todo eso; cuando se meten en una hipoteca, en gastos y más gastos, en preocupaciones… desean volver atrás. Desean volver a tener 16 años para, simplemente, tener que estudiar. Vivir sin más preocupación que sacar un 5 en un examen. Lo cierto es que no lo sé; porque sé lo cómodo que es vivir estudiando, pero sé que jamás querría volver a pasar por esta desesperación de vivir lejos de la persona a la que amas.
Porque mucha gente no lo entiende. Porque se pasan la vida diciéndome cosas absurdas, cosas que para mí no tienen el menor sentido; aunque lo entiendo, lo entiendo porque ellos no saben lo que es vivir así. Y, sinceramente, no se lo deseo a nadie.
Porque duele, porque mata por dentro, porque lloras, porque sufres, porque te sientes sola incluso cuando estás rodeada de gente… y es muy duro.
Pero sé que puedo aguantar, porque sé lo feliz que seré cuando consiga estar junto a él. Porque sé lo orgullosa que me sentiré de nosotros cuando vivamos juntos. Porque me encantará que todo el mundo vea que lo conseguí, que conseguí burlar a todos aquellos que ahora dicen que no funcionará.
Hasta entonces, solo me queda resignarme a que, por el momento, he de vivir así. Sólo nos queda conformarnos con que, aunque sea poco tiempo, podemos vernos de vez en cuando…

lunes, 18 de octubre de 2010

Planes

“La vida es lo que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”. Tiene razón.
Los planes son sólo un dibujo en una servilleta de papel; y por mucho que te empeñes, al final tus planes le importan una mierda al resto del mundo. Y puedes ponerle cabeza, corazón o un taco de servilletas emborronadas con sueños… que la vida, tiene otros planes para ti.


Cuanto más escucho esta reflexión, más de acuerdo estoy con ella. Porque no importa cuántos planes hagas a lo largo de tu vida, ni importa si crees que saldrán bien, porque siempre hay alguien dispuesto a echarlos a perder. Y no importa quién, ni importa cuán de importante sea ese alguien en tu vida… simplemente, hace que todos tus planes se vengan abajo, ya sea sin querer, o queriendo.
Y lo más extraño es que, después de tantas y tantas veces que han echado a perder mis planes durante toda mi vida, sigo haciéndolos. Sigo planeando cosas que me gustaría hacer, cosas que me gustaría vivir... Y por mucho que piense que saldrán mal, sigo imaginando que algún día saldrán bien. ¿Para qué? Para que luego siempre pase lo mismo… Al final de todo, siempre se rompen todos esos planes antes de que lleguen a cumplirse. Y te hundes, y lloras, y sufres… Para que, probablemente, dentro de dos días vuelva a planear algo, esperando que salga bien…

domingo, 3 de octubre de 2010

Añoranza

Echar de menos, echar de menos una y otra vez algo que sabes que siempre estará lejos, por lo menos hasta dentro de unos años. Porque tiene que ser así, porque ambos elegimos vivir así… o eso creo. Yo le elegí a él, y él a mí, sabiendo lo que conllevaba querernos, pero así sucedió y así quedó. Así nació hace 4 años, y así permanecerá para siempre. Porque cuando no puedes negarle nada, cuando le ves y caes rendida, cuando le miras profundamente a los ojos y sólo ves amor, cuando te encanta cómo eres cuando él está a tu lado, cuando darías hasta lo que no tienes por estar con él… cuando suceden tantas y tantas cosas… te das cuenta de que él es el único que consiguió robarte el corazón, y quedárselo para siempre.
Y cuando te das cuenta de ello, sientes miedo. Sientes que no podrás hacer nada por evitar caer ante él siempre que él quiera. Pero no te importa, porque lo amas. Y en eso se basa tu vida. En quererlo, en formar un futuro mirando por los dos, en soñar cada noche con su rostro, con sus gestos, con sus miradas… Porque sabes que, de momento, es la única manera que tienes para sentirle cerca de ti. Y pasas a querer estar todo el día en la cama, dormida, soñando. Imaginando momentos junto a él, momentos bonitos, tiernos, dulces… Recordando situaciones e imaginando otras nuevas. Siempre con él.
Y pasas a echarle de menos, a ponerte triste, a añorar algo que sabes que por ahora no puedes tener. Y por más que me lo repite mi subconsciente, no me entra en la cabeza. Y sigo soñando, y sigo imaginando, y sigo luchando por intentar sentir cerca algo que no puedo tener, no por el momento…
Quiera o no, cada día lo echo de menos. Unos días más, otros menos. Unos días lo recuerdo más, otros consigo entretener mi mente en otras cosas. Unos días me hundo más, me siento más sola; otros consigo sonreír junto a mis amigos. Pero nada ni nadie consigue quitar esta añoranza que vive dentro de mí, hasta el día que viva con él.