martes, 29 de noviembre de 2011

Gracias "mejor amiga"

Gracias por demostrarme lo que te importo, gracias por enseñarme lo rápido que sabes olvidar a esa persona que tú llamabas "mejor amiga".
Ah, y sobretodo, gracias por enseñarme a usar perfectamente la IRONÍA.

sábado, 5 de noviembre de 2011

¿Bien o mal?

Hoy lo tengo claro: MAL.
¿Qué por qué?
Porque la gente parece que solo sabe pensar en sí misma.
Hoy, realmente, parecía un buen día. Me levanté con mimos de mi gatita, luego con media hora de jugar con ella, y posteriormente una tranquila conversación con mis padres. Incluso me sentí mejor pues conseguí mantener algunas risas con ellos.
Luego me sentía orgullosa hasta de mí misma.
¿Por qué?
Porque tenía una gran fuerza y resistencia para hacer las cosas del hogar que hacía mucho que no tenía. Limpié y planché hasta la hora de la comida, e incluso hice la comida. Me sentía bien sacando a mi perro, disfrutando del frío viento que chocaba contra mi cara y mi cuerpo.
Volvía contenta a casa, y me sentí querida cuando vi que mi gatita me perseguía por toda la casa, como si me necesitara a su lado.
Entonces, ¿qué pasó?
Que me llamaron, que me llamó alguien a quien no tenía ganas de escuchar. Esa persona que normalmente ni me deja colgar, ni me deja irme cuando le veo. Me frustra. Me estresa. Me cabrea.
Después, unas cuantas contestaciones poco positivas de mi padre a mi madre en las cuales me metí, e incluso le pegué una bofetada a mi padre, suave, claro, por contestar así a mi madre cuando sabe que está mal.
Y para rematar, mi propio chico se cabrea por diferentes cosas que dije hablando por teléfono y que, ahora, me las niega.
¿Que fueron coincidencia y no se refería a la conversación que yo estaba manteniendo? Puede ser, pero para mí es demasiada coincidencia que fueran justo en el momento exacto.
Ahora he decidido que se acabó todo por hoy. Para mí, ya no quedan más horas del día. Ni si quiera las del día siguiente que permaneceré despierta más allá de las 0.00. Dedicaré esas horas a ahogar mis penas en un vaso que no sé cuándo acabará. Se acabó.
Mi vida tiene un límite, a pesar de que lo haya estirado mucho.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Lo que un día sentí

Así he titulado a un nuevo blog que he decidido publicar.
Son cosas que un día escribí, cosas que un día encontré por ahí escritas y me identifiqué con ellas. Cosas que un día marcaron mi existencia, y que vuelven a hacerlo...
Lo cierto es que al releerlas me he sentido identificada de nuevo. Y eso me hace sentir un tanto confusa. ¿De verdad estoy tan mal?
Supongo que sí.
Ya van unos cuantos intentos de dejar este mundo atrás, y muchas otras reflexiones sobre el mismo tema. Todos sabemos que las cosas nunca salen como uno espera, pero mi mundo se ha torcido demasiado y ya no sé si seré capaz de volver a ponerlo en orden.
Por el momento, este será mi mundo de escape: escribir.

Lo que un día sentí

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Sola

Una vez más, me toca a mí.
Y es que, esto siempre es así. Van surgiendo cosas, situaciones, problemas, preocupaciones... y cuando te quieres dar cuenta, entras en un estado de desesperación y acumulación de problemas y preocupaciones del que ya no sabes cómo salir.
Por regla general, me mantengo sola. Siempre me han dicho que soy una chica fuerte, alguien que sabe contener las lágrimas, alguien que sabe cómo actuar en momentos en los que uno debe serenarse. Y hasta ahora, fue así. pero poco a poco mi mundo se me viene encima y he perdido el camino que hasta ahora había decidido seguir.
La solución que encontré fue apoyarme en mis amigos, en mi gente... Pero últimamente parece que no funciona. Quizá debería haber estado preparada para ello; debería haberme metido en la cabeza que la gente no se entrega tanto como lo hago yo, antes de buscar ayuda en ciertas personas.
Y todo eso hace que todo me pese más. Que todos los problemas y preocupaciones que ya estaban en mi cabeza dejen espacio para un nuevo problema más. Un problema que, probablemente, pese más de lo que debería; un problema en el que te das cuenta de que, aún estando rodeada de gente, estás más sola que un perro abandonado en un descampado.