martes, 4 de diciembre de 2012

Experiencias y felicidad

Hay demasiadas situaciones en la vida que preferiríamos no vivir, y casualmente son las que más recordamos y las que más nos marcan. Siempre se trata de experiencias dolorosas, experiencias que hacen daño a uno mismo y a los que te rodean. Y quizá sea las que más recordamos porque son las que más nos enseñan, o eso dicen.
"Se aprende más a hostias que a sonrisas." Personalmente, estoy de acuerdo.
Pero las malas experiencias sólo te enseñan a madurar, a saber estar, a llegar a un estado mental de madurez que te permita actuar de manera que puedas vivir "en paz", tranquilo, sosegado... No te enseñan a ser feliz. Nadie nos enseña a ser felices.
Socialmente se considera que para ser feliz se necesita un amor pleno, amistades sinceras, una familia tranquila y un trabajo que te guste.
La RAE define la felicidad como: "Estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien."
Pues bien, yo no estoy de acuerdo con ninguna de las dos. Bien es cierto que el entorno del día a día ayuda, que los bienes ayudan... Pero eso no es la felicidad. Para ser feliz, debes ser feliz contigo mismo, no debes depender de nada ni de nadie. Estar a gusto contigo, valorarte, quererte... es lo principal. Nadie niega que los demás factores ayudan a ese sentimiento que denominamos "felicidad", pero la sociedad debería entender que lo principal, lo básico, somos nosotros, todos y cada uno de nosotros, uno mismo. Una vez que seas feliz contigo mismo, ya puedes mirar al entorno.
Lo siguiente que más nos llena, es el amor, las relaciones de pareja, encontrar a esa persona que sea capaz de comprender nuestros actos, que esté a nuestro lado incluso en nuestros peores días. Esa persona que nos haga sonreír cada día, que nos demuestre con sus actos lo mucho que nos quiere, lo mucho que desea estar a nuestro lado. Esa persona que nos complementa, que sabe escuchar nuestros problemas y darnos los mejores consejos sin llegar a criticar nuestros movimientos. Esa persona que nos da la mano por la calle, que nos ayuda a levantarnos cuando nos caemos, y que con una sonrisa hace que nuestro mundo sea un poquito mejor.
Detrás de ésto, vienen las amistades. Todos buscamos unas relaciones de amistad sinceras. Esos amigos que están ahí para decirte lo que haces mal, y lo que haces bien. Esos amigos que si hace falta te dan el collejón de tu vida para ver si se te colocan las neuronas, pero que siempre lo hacen por tu bien. Esos amigos que estén ahí para ir de fiesta en tus mejores días, y para quedarse contigo en casa viendo una película con una mantita en tus días más tristes.
En cuanto a la familia, la sociedad necesita por naturaleza un estado de tranquilidad en su propio hogar. Saber que cuando llegues a casa, todo estará tranquilo, sin discusiones y sin gritos entre esas cuatro paredes. Porque nuestra casa es nuestro lugar de evasión al exterior, es donde pasamos más horas al día, y es donde más necesitamos tranquilidad. De lo contrario, nos afecta a nuestro estado de ánimo más de lo que nos gustaría.
Finalmente, para una vida "plena" necesitamos un trabajo que nos guste, que nos satisfaga, pues es lo que acabará siendo nuestro día a día, año tras año.
Y esto es, a mi modo de ver, la felicidad.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Por ti, abuelo.

Hola, ¿es éste el teléfono del cielo? Quería hablar con mi abuelo.
Sólo llamaba para que le dijerais que echamos de menos tenerle todos los días en casa, que desde que se fue hay rincones vacíos.
Ah, también que no le demostré todo lo que quería, pero querer en silencio es lo mío; y ahora que no está, me entran ganas de gritarlo a voces para ver si desde el cielo me escucha. Creo que lo hace, porque a veces, cuando lloro, el cielo se pone negro y comienza a llover. No pasa un día que no eche de menos su presencia o su manera de hacerme rabiar.
Te quiero, nos vemos ahí arriba.

miércoles, 24 de octubre de 2012

No sabemos ser felices

Hay veces en nuestra vida que creemos que lo tenemos todo, y luego nos damos cuenta de que tenemos mucho menos de lo que creíamos; y muchas otras tantas veces que tenemos mucho más de lo que realmente vemos a nuestro alrededor... Y es que la vida es así. Y nosotros, somos así.
No sabemos ver lo que tenemos, y mucho menos valorarlo. No sabemos ser felices cuando nos toca serlo; y cuando tocan momentos malos, a veces incluso decimos la típica frase de "paso de todo" y fingimos ser felices. Pero todo queda ahí, en fingir.
En mi caso, hasta hace un par de días me dí cuenta de lo que tengo a mi lado, algo que antes no me había dado cuenta de cuán importante era en mi vida, y cuánto bien me hacía. Y es que a veces hace falta una buena charla para darte cuenta de cuánto hacen realmente por ti.
Sin embargo, también me di cuenta de algo que no sé hasta qué punto me hace bien o mal. De hecho, creo que me hace más mal que bien, y aún así, no soy capaz de desprenderme de ello. ¿Por qué? Algunos dirán que es porque soy demasiado buena. Otros dirán que es porque soy demasiado tonta. Y otros dirán que es porque en realidad esa persona me sigue importando, aunque no debería ser así.
Personalmente, no sé lo que quiero frente a ese problema. Pero me he dado cuenta de que, en realidad, cada intento que hago por no alejarme de él, me hace más daño por una cosa o por otra; y aún así... vuelvo.
Supongo que llegará el día en el que conseguiré desprenderme de ello por completo. Pero creo que por el momento, no estoy preparada. O por lo menos, creo que no lo he asumido.
Y muchas personas viven las mismas situaciones que vivo yo, y esto es lo que me hace llegar a la conclusión de que no sabemos ser felices, no sabemos desprendernos de lo que nos hace daño en el momento en el que deberíamos hacerlo.

lunes, 27 de agosto de 2012

Me giré, y ya no estabas

Pasamos la mañana juntos, en un banco. En la misma calle donde siempre nos quedamos cuando toca día de discusión. Pero no, hoy no era un día de discusión. Hoy era un día de intentar aclarar ciertas cosas. Y lo intenté, y lo intentaste. Pero por una razón o por otra, no me sirvió. Quizá ya era demasiado tarde. Tarde para saber lo que sentimos. Tomé una decisión, y pensé que era la correcta. Y así pensaba hasta que te fuiste. Te abracé, te di dos besos, y me fui calle arriba. No pude evitar girarme mil veces para mirarte, pero en una de esas veces, me giré y ya no estabas. Al no verte me paré en seco. Me quedé mirando al último sitio donde te había visto, deseando que volvieras. Las lágrimas volvían a recorrer mi rostro y mi mente solo me decía lo idiota que había sido al decirte que no quería volver a verte. Fue entonces cuando mi cabeza empezó a plantearse si había tomado la decisión correcta. Puede que no sea una relación perfecta, pero es una relación. Puede que haya cosas que no soporte, pero seguro que tú tampoco soportas otras de mí. Puede que te pida que te vayas, pero en realidad quiero verte a diario. Puede que me haya equivocado al tomar ésta decisión, pero sigo sin obtener una respuesta firme de mi cabeza. Y hoy, durante cada minuto del día, mi cabeza se pregunta si sabrá vivir sin ti. Sin tus besos, sin tus abrazos, sin tus caricias, sin tus sonrisas... Quiero volver contigo, pero... ¿es lo correcto?

jueves, 9 de agosto de 2012

¿Sueño o realidad?

Hace unas noches me quedé hasta las tantas de la mañana hablando contigo. Nos confesamos la una con la otra y todo se asemejó un poco a cómo era hace un par de años. Hablamos de mil cosas, y hablamos de cosas de las que no hablamos con nadie, quizá por miedo a que no nos entiendan. Eso es lo bueno que tenemos tú y yo, que siempre nos comprendemos la una a la otra. Aún no sé lo que nos separó, pero ahora sí sé lo que nos separa; y aunque a mí no me importaría luchar contra todo eso, entiendo que tú no quieras hacerlo. Sabes que a mí siempre me dio igual lo que dijera la gente. Nadie sabe absolutamente nada de lo que teníamos tú y yo, de lo amigas que éramos, de lo que nos necesitábamos (y nos necesitamos) la una a la otra. Sencillamente me da igual lo que la gente pudiera decir si supiera que hablamos, puesto que nadie tiene absolutamente nada de idea de lo que pasó ni de lo que sentimos. Pero es muy comprensible que no quieras enfrentarte a ello, pues hay gente importante de por medio. Por lo menos aún me queda el consuelo de que algún día volveremos a estar juntas. Sólo tú y yo sabemos cómo; y sólo tú y yo sabremos que estamos luchando por ese fin. Y entonces, cuando lo consigamos, el mundo dará igual. Sólo importarán nuestras respectivas parejas, nuestro helado de tres chocolates, nuestro musgo y, lo más importante: nosotras. Que quede entre tú y yo: Te quise, te quiero y te querré. Siempre.

domingo, 20 de mayo de 2012

Días "tontos"

Supongo que cuando se juntan tantas preocupaciones en un período tan corto de tiempo, hay algo en tu cuerpo que te impide sonreír durante unos días. No importa si esas preocupaciones tienen solución o no; sencillamente tu cuerpo bloquea tu mente dejando un estado de ánimo bipolar, con demasiado alti-bajos; o un estado de ánimo completamente neutral. Te sientes tan bloqueado, que es imposible definir lo que te pasa o por qué estás así. Poca gente es capaz de entenderte durante esos días, con la consecuencia de que no dejan de preguntar el típico "¿qué te pasa?" que en muchas ocasiones ayuda, pero en muchas otras agobia o cabrea. Durante éste período de tiempo, esa pregunta no ayuda en lo más mínimo, pues la única respuesta posible es un "no sé". Ésto hace que la gente piense que no quieres contarlo, y la reacción más habitual es enfadarse o molestarse, lo cual empeora las cosas. Todo el mundo sabe que las personas que te preguntan es porque se preocupan, pero lo que deberían entender esas personas es que enfadándose por no obtener respuesta, sólo hace que tu estado de ánimo continúe en decadencia. Cuantos más días pasan, más tonta te sientes. Quieres estar bien, o por lo menos sonreír, y no puedes. Y sólo te queda esperar; evitar a todo el mundo, y esperar a que se te pasen esos días "tontos".

martes, 24 de abril de 2012

Intentando entender

Llevo unos días dándole vueltas a un tema concreto, y sigo sin entender nada. Quisiera entenderlo, quiero entender por qué haces lo que haces, por qué dices lo que dices, por qué te comportas de tal manera, y por qué lo haces después de tanto tiempo. Mi mayor motivo para no entenderlo, es que tú decidiste estar de ésta manera. Tú elegiste dejar de hablarme, elegiste dejar de verme, elegiste alejarte de mí. Eso fue algo que tampoco entendí; y con el tiempo, preferí no entenderlo. O eso era lo que hacía creer a la gente. Después de todo, te pedí quedar contigo. Quería darte explicaciones a unas versiones que me habían contado, las cuales eran completamente falsas; y accediste. Nos vimos, hablamos e incluso nos dimos dos besos. Todo parecía más tranquilo y mi vida se volvió algo más sencilla. Hablamos durante unos días por medio del ordenador, aunque fuera muy poco a poco, como si fuéramos unas desconocidas. Pero no me importaba, por lo menos habíamos vuelto a hablarnos. Pero después de unos días, volviste a decidir que no podías ser mi amiga, y dejamos de hablarnos por segunda vez. Ese día, en ese mismo instante, decidí no volver a hundirme; decidí que si tú no querías volver a tener una relación de amistad conmigo, lo aceptaría sin afectarme, o por lo menos, no mucho. Y lo conseguí. Pero después de un par de semanas, decidiste volver a hablarme. Esta vez por el móvil. Me pillaste en el autobús, y me quedé mirando la pantalla del móvil hasta que mi subconsciente aceptó que de verdad eras tú. Ese día volvimos a hablarnos, pero pasados tres días, te pregunté por qué lo habías hecho. Me dijiste que sólo habías hablado conmigo para saber cómo estaba. Te pregunté si habías cambiado de opinión sobre ser mi amiga, o por lo menos intentarlo. Pero no contestaste. Te pregunté tres veces, y sabes que yo de ahí no paso. Seguiste sin contestarme, y dimití. Dí por hecho que no habías cambiado de opinión y te di las buenas noches, y ahí se volvió a acabar todo. Ahora me paso las horas preguntándome por qué, por qué me hablaste, por qué ese día, por qué a esa hora, qué se te pasaría por la cabeza, si aún piensas en mí, si me echas de menos, si hablas de mí... TODO. Ahora mi cabeza solo sabe darle vueltas a un "por qué" muy general, demasiado general. Sinceramente, preferiría dejar de pensar en ello. Preferiría ser capaz de dar un paso adelante y olvidarme de mi pasado y de todas aquellas personas que formaron parte de él. Pero no puedo. No puedo por el simple hecho de que fuisteis demasiado importantes para mí, y en concreto tú. Cinco años no son pocos, y menos cuando estábamos prácticamente a diario juntas. Demasiados momentos, demasiados recuerdos. No sé si llegaré a entender algún día por qué lo hiciste. Después de todo, solo hay dos opciones. O bien me hablaste porque me echas de menos, como lo hago yo contigo; o bien me hablaste para intentar joderme de una u otra forma. Si creo que me echas de menos, me haré ilusiones y no soportaría volver a perderte; y si creo que quieres joderme, tampoco podré volver a soportar que quieras hacerme daño después de todo lo que pasamos juntas. Asique, sinceramente, no quiero meterme en la cabeza ninguna de las dos ideas. Definitivamente, pasarás el resto de mi vida en mi cabeza, hablemos o no hablemos más. Después de todo, me quedo con lo bueno.

jueves, 19 de abril de 2012

Te encontré

Hoy hace exactamente 26 días desde que te conocí.
Fue extraño saber que ni tú ni yo teníamos ganas de salir de fiesta ese día concreto.
Te conocí por la noche, en la puerta de una discoteca. Salí con la idea de irme a casa; pero allí estabas tú, y nos quedamos un rato más.
Cualquiera recordaría como un mal día ese momento en el que se me rompió la botella y mi bolso goteaba licor de melocotón. Sin embargo, yo lo recuerdo como mi excusa para hablar contigo. Incluso recuerdo con una sonrisa cómo secaste mi cigarro con tu mechero.
Desde ese día, no has salido de mi cabeza. Sólo pensaba en verte, en estar contigo y hablar de mil cosas para conocerte cada día un poquito más. Y así fue. Cuanto más hablábamos, más me gustabas.
Un día cualquiera, de nuevo en la puerta de otra discoteca, me pediste que fuera tu novia. Dudé, claro que dudé, pero por ti merece la pena arriesgar.
Han pasado 13 días desde ese momento en que decidiste que yo fuera tu novia. Desde entonces, te echo de menos cada minuto que no estoy contigo. Y, a pesar de que apenas hace dos semanas que estamos juntos, ya me muero por ti.
Me encanta cada detalle de tu forma de ser. Incluso lo que tú podrías considerar tus defectos, a mí me vuelven loca. Me gusta cómo eres. Siempre quise alguien como tú, alguien cariñoso, dulce, atento, divertido, atractivo, guapo, alguien que sabe escuchar, que me entiende, que me apoya...
Sinceramente, me siento muy afortunada de haberte conocido, y más aún de que quieras estar conmigo.
Nunca encontraré la forma de agradecerte que me hagas tan feliz, pero prometo hacerte feliz, y darte todo el cariño que te ha faltado hasta hoy.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Aún más

Cuando crees que nadie puede fallarte más aún de lo que ya te ha fallado, te enteras de que no es así.
Yo lo he vivido. Estaba segura de que, a pesar de que todo acabara como acabó, a pesar de que ya no tenías más formas de joderme la vida, a pesar de que ya no podías hundirme más; siempre pensé que, por lo menos durante nuestra larga época de amistad, habías sido la mejor amiga que podía tener. Claramente, me equivoqué; has sido la peor amiga y la peor persona que alguien pueda tener a su lado. No le desearía tu presencia ni al peor de mis enemigos. ¿Que por qué? Porque eres una auténtica falsa y mentirosa a la que solo te importas tú, tú y TÚ. Eres la persona más egoísta y egocéntrica que me he echado a la cara.
Aunque sabías lo que sentía, a pesar de todo lo que te contaba y todo lo que vivías conmigo, intentaste llevarte para ti solita al chico que más ha significado para mí en toda mi puta vida; y encima tuviste los cojones de callarte tu sucia boquita.
Ahora dime, ¿por qué? Tú lo sabes.
Sabías que no te estabas portando bien conmigo; pero claro, es mucho más satisfactorio para ti hacerlo y callarte, en vez de ser buena amiga y no joderle la existencia a tu mejor amiga.
En el fondo, te agradezco todo lo que has hecho, así podré mandarte a la mierda con mucha facilidad y con mucho gusto.
La pena es que me quedaré con las ganas de partirte esa cara tan dura que tienes, mona.
Aunque te aviso de un pequeño detalle: como ésto me cueste la amistad que tengo con él, a ti te costará la vida.

viernes, 16 de marzo de 2012

Recuperando mi vida

Puede que haya mucha gente a la que le parezca mal lo que estoy intentando conseguir, pero la vida que tuve hace, aproximadamente, medio año, fue la mejor de mi vida.
Tenía un novio al que adoraba y amaba por muchas discusiones que pudiéramos tener, y un grupo de amigos por los que daría la vida.
Por malos entendidos, por falsos hechos, y por una temporada realmente horrible, lo perdí todo. No supe cuidar lo que tenía y me quedé más sola que la una.
Toda mi familia decía que no les merecía, que ellos habían sido los que decidieron dejarme de lado y que no se merecía mi cariño. Y durante unos meses, consiguieron comerme el coco. Me pillaron en una etapa de mi vida en la que estaba tan vulnerable, que era manipulable.
Ahora vuelvo a estar en unas condiciones normales. Ya no dependo de unas pastillas para no derrumbarme, ni de visitas periódicas al médico.
Ahora vuelvo a ser yo misma, pero de una forma diferente.
Durante todo ese tiempo, se me llegaron a acumular tantos problemas que acabé siendo obligada a madurar, o el mundo acabaría conmigo.
Y todo cambió. Ahora quiero recuperar todo eso que tenía y que me hacía tan feliz, le parezca bien al mundo o no. Aunque siempre tendré cierto reparo en confiar de nuevo en ellos, por lo menos durante algún tiempo.
Sé que nada volverá a ser lo mismo, pero no me importa. Lo único que quiero es volver a tenerlos en mi vida, y volver a sentirme orgullosa de estar rodeada de gente realmente importante.
Eso sí, no quiero volver a tener a todos en mi vida. Ahora seré yo la que decida quién entra en mi vida y quién no. Ni mis padres, ni mis otros amigos, ni nadie. Solo yo, y punto.

lunes, 12 de marzo de 2012

Otra vez

Y otra vez lo mismo; parece que solo servimos para ser más que amigos: ni como amigos, ni como novios. Parecemos idiotas.
Tardé mucho en decidirme a decirte que salieras conmigo; y lo hice cuando estaba segura de que todo iba bien. Pero parece que es empezar a usar la palabra "novios" y todo se va a la puta mierda.
No llevamos ni un jodido mes, y ya vamos de culo y cuesta abajo. Volvemos a empezar con las discusiones diarias y todo siempre por lo mismo.
Estoy cansada de tanta mierda. Lo lógico que piensas cuando empiezas con alguien es que ya no vas a estar sola, que siempre vas a tener a alguien que te escuche y ayude.
Y sí, es cierto, tú me escuchas, pero no me ayudas. No dejas de criticar cada movimiento que hago, y estoy harta.
Es increíble que solo haya una jodida persona que me entienda y que no seas tú.
Tiene huevos que encima de que sólo sabes criticarme, luego me eches la culpa de todo e intentes quedar tú como la víctima.
Lo siento pero ya no soy tan gilipollas.
Antes te salía perfecto. Siempre me sentía culpable de todo y a ti eso te venía de puta madre; así siempre era yo la subnormal que pedía perdón. Pero se acabó. Bien es cierto que yo también me equivoco de vez en cuando, pero me niego a pedir perdón por todo lo que no seas capaz de entender. Porque te voy a decir una cosa: que pienses diferente a mí o que pienses todo lo contrario que yo, no significa que esté equivocada.
Así que preocúpate un poco en madurar y en ponerte de vez en cuando en el lugar de los demás, aunque sea un poco, ya verás como te va mejor.
Ale, suerte.

jueves, 8 de marzo de 2012

Vuelta a las andadas.

Nada más que decir.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Gracias, tú.

Todo el mundo dice que cuando tienes problemas o preocupaciones, lo mejor que puedes hacer es buscar a alguien y desahogarte. Contar tus preocupaciones siempre ha sido el mejor modo terapéutico del día a día.
Hoy he de confesar que, con cierta preocupación que ronda por mi cabeza, me siento peor aún si hablo de ello. Pero también he de decir que, hoy, he hablado de ello con alguien que no sabe nada sobre el tema en cuestión, y me he sentido mejor que nunca.
Puede que si él supiera todo lo que conllevan esos sentimientos, es decir, las causas de dicho problema, pensaría como el resto de la gente; pero por el momento me ha hecho sentir comprendida, y no criticada, como siempre.
Y digo "puede" porque es bastante probable que no fuera así.
Él es un chico que siempre me ha comprendido, pasara lo que pasase. Siempre ha estado a mi lado, aunque yo sintiera que no merecía nadie que me escuchara. Él sabe ver las cosas desde una perspectiva completamente diferente al resto del mundo. O quizá las ve tan parecidas a cómo las veo yo, que nos entendemos demasiado bien.
Puede que haya más gente a mi alrededor que me comprenda, pero nadie como él.
Gracias, tú.

domingo, 4 de marzo de 2012

Ella

Todo el mundo la recuerda feliz. Todo el mundo comenta de su amplia sonrisa que su rostro mostraba a diario.
Ella sonreía precisamente para eso. Su único fin era que la gente la recordara con esa única característica: su sonrisa, su felicidad.
Ella salía a diario, le encantaba salir a la calle cada día y caminar sin rumbo fijo. Centrarse en disfrutar de cada detalle de la vida. Salía los días de lluvia, y no volvía a casa hasta que cada parte de su cuerpo estaba completamente mojada. Siempre llegaba a casa con su pelo goteando y toda su ropa completamente calada.
Disfrutaba de la compañía de sus amigos y conseguía animar a cualquiera. No importaba cuál fuera el problema, ella siempre conseguía sacar una sonrisa a cualquier persona que precisara de su ayuda, o su consejo.
Su vida parecía de lo más perfecta.
Digo "parecía", pues esa solo era su fachada.
Nadie la conocía realmente.
Bien es cierto que había personas que conocían más o menos detalles sobre ella; y existían personas que eran capaces de entenderla en pequeñas situaciones o problemas que ella elegía contar y compartir.
Pero hay algo que sólo yo sé: ella tenía demasiados secretos; sentimientos escondidos que nadie podría llegar a imaginar. Sufría por dentro más de lo que nadie ha llegado a sufrir, y lo sufría en silencio.
Ella murió. Dejó este mundo pensando que la vida merecía la pena, pero no para ella.
Murió feliz, murió dejando en las personas que la rodeaban ese recuerdo que ella siempre fingió: el recuerdo de una chica que pasara lo que pasase siempre tenía una sonrisa en la boca.
Hasta pronto.

domingo, 12 de febrero de 2012

Todo sigue

A pesar de que todo parecía ya calmado, siempre hay alguien a quien le encanta volver a sacar toda la mierda a la luz. Por qué? Sabe dios.
Cuando por fin habíamos conseguido que todo estuviera paralizado, cuando ya no había más de donde sacar; llegas tu y te metes en medio. Parece que lo haces para amargarme la vida. Toda esta historia ya lleva meses en curso, y solo se te ha ocurrido decir algo ahora? Y solo para volver a discutir DE NUEVO sobre LO MISMO.
Pretendes hacerte la dura contestando mal a tus superiores, y lo único que has hecho es meter a tu madre en un problema importante. Y eso que tu, no tienes nada que ver con el problema en sí.
Sientete mayor, sientete orgullosa si quieres; pero lo único que estas consiguiendo es obtener consecuencias malas ante algo que ni si quiera te concierne.
Yo te avisé, no me hiciste caso y tomaste un mal camino.
Si querías ser mi enemiga, lo has conseguido.
Tu puedes seguir pensando (y cito textualmente) que soy una psicópata, una loca, alguien a quien hay que tener miedo porque sabe dios si algún día apareceré en clase con una pistola y empezaré a matar a todos, que estoy mal de la cabeza y que necesito psicólogos y psiquiatras; que seguirás equivocada hasta que quieras darte cuenta de que no soy yo la que necesita ayuda profesional; mientras que yo tendré la certeza de que tu elegiste mal a tus amistades y esperaré a reirme hasta el día en el que te quedes mas sola que la una.
Te daría el consejo de que no te metieras donde no te tienes que meter, pero dado que no me importas en absoluto; sigue así ;) que el que ríe último, ríe mejor.

martes, 17 de enero de 2012

Lo que nunca imaginé

Yo no quería llegar a esto. Nunca pensé que alguien como tú acabaría obligandome a hacer cosas que no quería para protegerme de ti y de tu entorno.
Pasamos de ser inseparables a poner leyes de por medio solo porque a ti te ha dado la venada de amargarme la existencia.
Siento informarte de que no vas a poder.
Siempre me han definido como una buena persona, que no se mete con nadie y que lo único que busca es solucionar problemas, aunque no sean propios.
Lo que pocas personas saben es que también tengo mi genio y sé cómo defenderme yo sola ante las adversidades. Si me buscas, me encuentras.
Y creeme, he tenido muchas paciencia antes de responder a tus actos.
Pero hasta aquí has llegado.
Me niego a aguantar más humillaciones y desprecios por tu parte, y ten por seguro que voy a hacer hasta lo imposible para que las cosas vuelvan a la normalidad, para poder llevar una vida tranquila y sin tener a nadie detrás que intente acusarme de cada movimiento que hago.
Todo lo que hagas y digas para destruir mi vida, se volverá en tu contra, y no será por maldad de mi parte; si no porque no tienes nada que puedas poner en mi contra para acusarme de algo.
Creeme que me duele toda esta situación, pero no me has dejado otra opción. Y creeme cuando te digo que de todo el cariño y aprecio que tenía por ti, de todo lo que te llegué a querer en los años que compartimos juntas; no queda NADA.
Supongo que era así como querías que terminara esto, a pesar de que yo jamás me hubiera esperado todo esto de ti.

viernes, 6 de enero de 2012

Verguenza

Hay personas que ven la verguenza desde un punto de vista demasiado agresivo.
Tú, en concreto, intentas que yo me sienta avergonzada por seguir viva. Sinceramente, me alegro de saberlo. Me alegra saber que tras dos años de infinitos "te quiero" e infinitos "siempre estaré aquí", y un millón de promesas hechas sin sinceridad por tu parte han quedado hechas añicos con una simple entrada en tu blog.
Está bien saber que me preferirías muerta que viva.
Quizá debería haberme dado cuenta antes de que el orgullo te consume hasta tal punto que no eres capaz de valorar ni la vida de una persona.
Sigues en tu mundo cerrado, echando a gente que de verdad daría la vida por tí, solo porque crees que así tú eres mejor que los demas, y que así nadie te hará daño a tí.
Dejame darte un consejo de tu ex-amiga que aún espera que aprendas de tus errores: piensa mucho las cosas antes de actuar, porque es muy probable que te equivoques al tomar decisiones tan drásticas en tu vida. Quizá antes de mandar a la mierda a alguien y desearle su muerte, piensa en lo que hizo por ti esa persona en el tiempo que estuviste con ella; porque probablemente sea mucho más de lo que tu crees.
Y te diré otra cosa: más avergonzada me sentiría yo de desearle la muerte a una persona.

domingo, 1 de enero de 2012

Feliz año 2012

Quiero desear a todo aquel que me lea un feliz año 2012.
Solo espero que este año sea mejor que el anterior, para todos.