lunes, 27 de agosto de 2012
Me giré, y ya no estabas
Pasamos la mañana juntos, en un banco. En la misma calle donde siempre nos quedamos cuando toca día de discusión. Pero no, hoy no era un día de discusión. Hoy era un día de intentar aclarar ciertas cosas. Y lo intenté, y lo intentaste. Pero por una razón o por otra, no me sirvió. Quizá ya era demasiado tarde. Tarde para saber lo que sentimos.
Tomé una decisión, y pensé que era la correcta. Y así pensaba hasta que te fuiste.
Te abracé, te di dos besos, y me fui calle arriba. No pude evitar girarme mil veces para mirarte, pero en una de esas veces, me giré y ya no estabas. Al no verte me paré en seco. Me quedé mirando al último sitio donde te había visto, deseando que volvieras. Las lágrimas volvían a recorrer mi rostro y mi mente solo me decía lo idiota que había sido al decirte que no quería volver a verte. Fue entonces cuando mi cabeza empezó a plantearse si había tomado la decisión correcta.
Puede que no sea una relación perfecta, pero es una relación. Puede que haya cosas que no soporte, pero seguro que tú tampoco soportas otras de mí. Puede que te pida que te vayas, pero en realidad quiero verte a diario. Puede que me haya equivocado al tomar ésta decisión, pero sigo sin obtener una respuesta firme de mi cabeza.
Y hoy, durante cada minuto del día, mi cabeza se pregunta si sabrá vivir sin ti. Sin tus besos, sin tus abrazos, sin tus caricias, sin tus sonrisas...
Quiero volver contigo, pero... ¿es lo correcto?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario