lunes, 11 de mayo de 2009

Un día lluvioso

Lloraba.
Las gotas de lluvia caían sobre mi cuerpo, aún seco. Salía por la puerta de mi casa, sola, vacía, agotada…
¿A dónde vas? Decía una voz dentro de mí. “A dónde nadie pueda verme, ni oírme…” Respondí, contestándome a mí misma.
No tenía dirección fija. Solo quería alejarme lo mayor posible de mi vida, de mi gente, de todo aquello que me rodeaba día a día.
Caminaba mirando al suelo, sin pensar en nada, sin pensar en nadie, solo lloraba. A menudo me preguntaba el por qué de mis sollozos, más no encontraba respuesta.
¿Es porque te echo de menos?
¿Es porque nada salió como esperaba?
¿Es porque necesito más de lo que tengo?
¿Es porque nunca tengo lo que quiero a mi lado?

Nunca sabré el por qué de esos días horribles en los que lo único que me apetece, es llorar.
Cada uno de esos días, salía de mi casa y comenzaba a caminar sin pensar a dónde, mas siempre llegaba al mismo lugar.
De nuevo me encontraba allí. Rodeada de árboles, de hierba, de bancos, de caminos de tierra, y de aquel muro…
Miré al cielo. Llovía. Me acerqué al muro. Me senté sobre él. Un mar de sentimientos empezó a recorrer todo mi cuerpo y cerré los ojos. Sin darme cuenta, acabé tumbada sobre aquel muro, dejando todo mi cuerpo bajo el cielo nublado, mojándose como si no importase nada… Aún con los ojos cerrados, pensaba en toda mi vida. Todo aquello que formaba mi vida. Mi familia, mis amigos… Incluso las personas que ya no están, pero que aún siguen en mí.
Mis lágrimas acompañaban el curso de las gotas de lluvia que caían sobre mi rostro.
Evadí mis pensamientos durante unos minutos.
Suspiré y me dejé llevar por la suave brisa de aquel día lluvioso.
Por un momento me sentí libre. Durante unos minutos sentí que nada podría derrumbarme. Mas aquel sentimiento solo duró unos minutos…
Me incorporé. Sin más, te vi, a mi lado, apoyado en el muro. Sonreí. Me acerqué, pero tu cuerpo se desvaneció al rozarlo, junto a mi sonrisa.
Desde entonces, sólo recuerdo que caminaba sola, mojada, por los caminos de tierra que recorrían todo aquel lugar de arriba a abajo.

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