domingo, 3 de octubre de 2010

Añoranza

Echar de menos, echar de menos una y otra vez algo que sabes que siempre estará lejos, por lo menos hasta dentro de unos años. Porque tiene que ser así, porque ambos elegimos vivir así… o eso creo. Yo le elegí a él, y él a mí, sabiendo lo que conllevaba querernos, pero así sucedió y así quedó. Así nació hace 4 años, y así permanecerá para siempre. Porque cuando no puedes negarle nada, cuando le ves y caes rendida, cuando le miras profundamente a los ojos y sólo ves amor, cuando te encanta cómo eres cuando él está a tu lado, cuando darías hasta lo que no tienes por estar con él… cuando suceden tantas y tantas cosas… te das cuenta de que él es el único que consiguió robarte el corazón, y quedárselo para siempre.
Y cuando te das cuenta de ello, sientes miedo. Sientes que no podrás hacer nada por evitar caer ante él siempre que él quiera. Pero no te importa, porque lo amas. Y en eso se basa tu vida. En quererlo, en formar un futuro mirando por los dos, en soñar cada noche con su rostro, con sus gestos, con sus miradas… Porque sabes que, de momento, es la única manera que tienes para sentirle cerca de ti. Y pasas a querer estar todo el día en la cama, dormida, soñando. Imaginando momentos junto a él, momentos bonitos, tiernos, dulces… Recordando situaciones e imaginando otras nuevas. Siempre con él.
Y pasas a echarle de menos, a ponerte triste, a añorar algo que sabes que por ahora no puedes tener. Y por más que me lo repite mi subconsciente, no me entra en la cabeza. Y sigo soñando, y sigo imaginando, y sigo luchando por intentar sentir cerca algo que no puedo tener, no por el momento…
Quiera o no, cada día lo echo de menos. Unos días más, otros menos. Unos días lo recuerdo más, otros consigo entretener mi mente en otras cosas. Unos días me hundo más, me siento más sola; otros consigo sonreír junto a mis amigos. Pero nada ni nadie consigue quitar esta añoranza que vive dentro de mí, hasta el día que viva con él.

2 comentarios:

  1. Supongo que tu paciencia se basa en esos puntos marcados en tu entrada. Simplemente aprovecha ese sentimiento para levantarte en los peores momentos. Me encanta, me encantas.

    PD: ya era hora de renovar eeh ¬¬

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  2. Gracias princesa.
    Ya sabes, mi paciencia no tiene límites. Cuando me enfado me baso en pensar en cuánto le quiero y cuánto luché por él en su día, así como lo que dejé atrás por él. Ayuda.
    Te quiero.

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