sábado, 14 de noviembre de 2009

Discusiones

No sé por qué, pero cada vez que él viene, tú y yo discutimos.
No sé si es porque no te gusta, porque tienes miedo de que haga algo de lo cual pueda arrepentirme, porque te da miedo que me haga daño, o por qué. Solo sé que discutimos, y lo odio.
Odio discutir contigo. Odio que no confíes en mí. Odio que pienses que soy una fresca.
El otro día me dijiste en tono irónico que “es muy bonito imaginar que estáis casados, abrazaditos en el sofá”.
Lo que más me duele no es que seas irónica, si no que no te des cuenta de que para mí, el simple hecho de estar abrazados en un sofá viendo la tele me hace más feliz que cualquier otra cosa.
Sé que nunca llegarás a entender por qué mi cara cambia cuando le veo. Por qué soy incapaz de dejar de sonreír cuando él está aquí. Por qué me da igual todo, con tal de estar con él.
Sé que nunca llegarás a entenderlo, porque yo tampoco lo hago.
Solo sé que con él me siento especial. Con él me siento feliz. Con él me siento segura. Con él mi mundo es distinto… es mejor…
Me gustaría que pudieras entenderlo… me gustaría que la próxima vez que él estuviese aquí confiases lo suficiente en mí como para no volver a discutir y entender mis ganas de querer estar con él.

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