Vuelves a estar enfadada conmigo. Vuelves a hacer lo mismo de siempre.
Te crees que tienes razón sin ni si quiera darme opción a responderte.
¿De verdad lo quieres así?
¿De verdad vas a volver a enfadarte por lo mismo?
La última vez fui yo quien te pidió perdón. Se suponía que me habías perdonado.
Ahora vuelves a enfadarte por lo mismo.
Dices que no me preocupo por ti, que no te llamo, que no me pongo en contacto contigo para saber cómo estás y diversas cosas más.
Te diré una cosa: No tienes ni idea.
Sí que sé de ti. Sí que me preocupo por ti. Pero claro, eso tú no lo sabes.
Te quejas de que no te llamo. ¿Lo haces tú? No
Te quejas de que no te mando mensajes. ¿Lo haces tú? No
Te quejas de que no me preocupo por ti. ¿Lo haces tú? No
Empiezo a cansarme de tus tonterías. De tus cabreos por tonterías. De que te quejes por cosas que tú tampoco haces. De que te quejes y te pienses que siempre tienes razón. A veces estaría bien que escuchases a los demás, aunque solo sea por saber la opinión y la versión de esa otra persona. Pero al final de todo, seguirás haciendo lo mismo. Porque sigues pensando que siempre tienes la razón en todo. Ojalá algún día te des cuenta de que no es así.
No tengo nada por lo que arrepentirme, no tengo que pedirte perdón por nada. Esta vez no. Esta vez quien debe arrepentirse y pedir perdón eres tú.
La diferencia entre tú y yo, es que yo no te daré un tiempo límite para perdonarte. No veo así una amistad.
Ojalá aprendas algún día todo lo que yo ya he aprendido. Suerte.
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