Hoy lo tengo claro: MAL.
¿Qué por qué?
Porque la gente parece que solo sabe pensar en sí misma.
Hoy, realmente, parecía un buen día. Me levanté con mimos de mi gatita, luego con media hora de jugar con ella, y posteriormente una tranquila conversación con mis padres. Incluso me sentí mejor pues conseguí mantener algunas risas con ellos.
Luego me sentía orgullosa hasta de mí misma.
¿Por qué?
Porque tenía una gran fuerza y resistencia para hacer las cosas del hogar que hacía mucho que no tenía. Limpié y planché hasta la hora de la comida, e incluso hice la comida. Me sentía bien sacando a mi perro, disfrutando del frío viento que chocaba contra mi cara y mi cuerpo.
Volvía contenta a casa, y me sentí querida cuando vi que mi gatita me perseguía por toda la casa, como si me necesitara a su lado.
Entonces, ¿qué pasó?
Que me llamaron, que me llamó alguien a quien no tenía ganas de escuchar. Esa persona que normalmente ni me deja colgar, ni me deja irme cuando le veo. Me frustra. Me estresa. Me cabrea.
Después, unas cuantas contestaciones poco positivas de mi padre a mi madre en las cuales me metí, e incluso le pegué una bofetada a mi padre, suave, claro, por contestar así a mi madre cuando sabe que está mal.
Y para rematar, mi propio chico se cabrea por diferentes cosas que dije hablando por teléfono y que, ahora, me las niega.
¿Que fueron coincidencia y no se refería a la conversación que yo estaba manteniendo? Puede ser, pero para mí es demasiada coincidencia que fueran justo en el momento exacto.
Ahora he decidido que se acabó todo por hoy. Para mí, ya no quedan más horas del día. Ni si quiera las del día siguiente que permaneceré despierta más allá de las 0.00. Dedicaré esas horas a ahogar mis penas en un vaso que no sé cuándo acabará. Se acabó.
Mi vida tiene un límite, a pesar de que lo haya estirado mucho.
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