domingo, 28 de febrero de 2010

Cosas de la vida

Hay cosas de la vida, de tu propia vida, que jamás olvidas.
Como quién te enseñó a montar en bici, quién te enseñó a andar, la casa donde viviste, los primeros amigos del colegio, tu primera comunión, el primer diente de leche que pierdes, la desilusión de saber que papá noel no existe...
Pero cada vida es especial, única. Y cada uno recuerda aquello que más le marcó en su vida.
Mi abuelo fue quien me enseñó a montar en bici. En mi primera bicicleta, rosa y blanca. Aprendí en mi pueblo.
Mi madre fue quien me enseñó a andar, en mi casa. Mi antigua casa. Con un pasillo muy largo al entrar que daba al salón, para dejar la habitación de mis padres a la derecha y otro pasillo a la izquierda, donde quedaban la cocina, el baño y, al fondo, las otras dos habitaciones.
La primera amiga que tuve se llamaba, o se llama, Carlota. Perdí el contacto con ella desde muy pequeña, ya que me mudé de casa.
En mi primera comunión, en la sesión de fotos, el fotógrafo hizo que mi hermano y yo nos dieramos la mano, cosa que nos costó bastante pero a la vez nos hizo mucha gracia. Y durante la misa, tropezé con mi vestido al subir un par de escalones para ir hacia el cura.
No recuerdo el momento en el que perdí mi primer diente de leche, pero sí recuerdo que uno lo dejé clavado en un trozo de pan. Otro lo perdí en mi pueblo, y nuestro querido ratoncito pérez dejó bajo mi almohada una bolsa de gominolas y una muñeca pequeña de blancanieves, la cual perdí al poco tiempo.
Me enteré de que papá noel no existía en casa de mi abuela. Jugando con mi hermano, encontré bajo la cama los juguetes que aparecieron a la mañana siguiente bajo el árbol de navidad.
Dicen que los recuerdos del pasado es mejor dejarlos olvidados en un cajón, pero recordar que un día fuiste un niño, te hace plantearte la vida como algo mejor.

3 comentarios:

  1. Los recuerdos, para nada hay que dejarlos en un ricón, ni tan siquiera los malos, pues de estos aprendemos a no volver a tropezar (aunque a veces lo hagamos jeje)
    Creo que de una vida lo más bonito es poder recordar todo lo que has hecho, por lo que has pasado y revivir tantos momentos...
    Se siente una feliz de ver lo que es gracias a lo que ha sido. Olvidar, a veces, es el peor de los castigos.
    Un abrazo

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  2. Me alegra encontrar a alguien que piensa como yo.
    No quiero olvidar, no quiero dejar de recordar momentos, ni si quiera los malos. Así, como tú dices, recuerdo los errores que cometí y me recuerdo a mí misma que no he de volver a cometerlos.
    Un beso

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  3. Me alegro de que guardes esos recuerdos de tu infancia que despiertan en ti una sonrisa y un sentimiento entrañable. Somos como somos gracias a lo que hemos vivido y cómo hemos sentido esas vivencias, por eso es importante poder recordarlo y es genial guardarlo por escrito para poder releerlo después de un tiempo. A veces sirve para revivir aquellas sensaciones que se describen y otras para volver a juzgar la situación y sus propias reflexiones desde la experiencia del tiempo pasado.

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