Cuando todo va mal, nunca esperas que alguien aparezca para darte la mano y ayudarte a salir de todo el mal que te rodea. Nunca esperas encontrar a alguien que lo de todo por ti, que haga hasta lo imposible por tenerte, y que, si te pierde, esté dispuesto a morir…
Yo lo encontré. Encontré a esa persona que me sacó de la oscuridad, que me ayudó a ver más allá de lo que podía ver, que me ayudó a encontrar esa sonrisa que hacía tanto tiempo que había perdido…
Cuando le tenía a mi lado me sentía tan feliz, que no encontraba nada malo a mi alrededor. Solo podía sonreír, mirarle a los ojos, y pensar que no podía dejarle escapar. Me gustaba cerrar los ojos cuando él me abrazaba. Sientes que podrías hacer cualquier cosa por sentir esa sensación eternamente, por no perder nunca esa sonrisa de tu boca, que hace que él se sienta feliz.
Nunca piensas que eso se puede acabar, nunca llegas a imaginar una mala situación al lado de esa persona que te haga decidir dejarle, olvidarle o alejarte. Nunca hasta que lo vives.
Y se acabó.
Piensas que es lo mejor, que así todo irá bien, que nada tiene por que salir mal…
Y no es así.
Entonces lo das todo por no dejarle morir, por no dejarle caer, por no perderle completamente, por asegurarte a ti misma que siempre tendrás una parte de él, y que siempre podrás ayudarle estando a su lado. Pero no sale bien. Las cosas no van bien. Te duele. Me duele. Pero vuelvo, una y otra vez vuelvo a ti, como si fueras lo único de mi vida.
Días enteros pensando en ti, buscando una solución, buscando algo para hacerte feliz, y no lo encuentro.
Trato de alejarme de ti, y no lo consigo.
Después de todo esto acabo comprendiendo que formas parte de mi vida, y nadie puede vivir sin una parte de ella, ¿no?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario