Hay cosas en la propia vida de una persona que son indispensables, como la familia, el dinero, o personas y cosas que realmente te dan fuerzas para levantarte cada mañana.
Pues bien, yo he perdido a una de esas personas. Una persona que era mucho, demasiado para mí. Una persona que me ayudaba siempre, que estaba siempre conmigo, que me sacaba mil y una sonrisas cada día… Y os preguntaréis: “¿Qué pasó si todo iba tan bien?”
Un malentendido, eso pasó. Un jodido malentendido que lo llevó todo a la mierda, al desastre, al sufrimiento, a un continuo llorar cada día, a la falta de aire, falta de ganas, falta de todo.
Supongo que siempre me pasará lo mismo, y todo por ser tan impulsiva.
Me hace gracia la gente, ¿sabéis? Cuando me conocen me dicen que el hecho de que sea tan impulsiva es una gran virtud, porque así siempre haré lo que siento cuando lo siento. Dicen que así nunca me arrepentiré de no haber hecho algo. Pero luego siempre es ese el motivo por el que la gente se aleja de mí, porque al ser así, me equivoco muchas veces.
Ahora darme una puta lógica a esto. Por favor. Porque yo ya no puedo más.
viernes, 6 de diciembre de 2013
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